Igne et gladio
(Esther, XVI, 24)
Se han cumplido ahora 2.150 años: en el verano del 133 aC Publio Cornelio Escipión, el Africano Menor, nieto del mítico vencedor de los cartagineses, ordenó el asalto a sus 60.000 soldados. Y tras 15 meses de milimétrico asedio los apenas 2.000 arévacos que defendían Numancia, solos, famélicos y extenuados, optaron por el conocido final que, dice la RAE, define la resistencia extrema.
El Africano Menor ordenó remendar las heridas del medio centenar de supervivientes. Le servirían para certificar su Triumphum en Roma, humillada durante casi veinte años por los celtíberos que pastoreaban sus rebaños por la entonces boscosa región barrida por el circius que, poderoso y frío, sopla desde los Picos de Urbión y del Moncayo hasta alcanzar las “curvas de ballesta” del Duero y los fosos del Mendancho.
Los actuales numantinos están muy orgullosos de sus antepasados. Y recrean cada año en Agosto los hechos más singulares y trascendentes de aquellos largos años de lucha contra Roma. Pero son también muy conscientes del rico legado cultural heredado de los vencedores.
Por ello y para ello han creado diferentes entidades, con base en Garray, que promueven el conocimiento y la difusión de su patrimonio cultural numantino, celtibérico y romano.
“Tierraquemada”, la Asociación que con tan explícito nombre nace en 2003, es posiblemente la manifestación más dinámica de tales objetivos. Y para conseguirlos, además de otros sugestivos medios, han elegido el teatro clásico grecolatino. A tal fin se han integrado plenamente en los Festivales 2018 de Prósopon. Sumamos, con Numancia, catorce sedes.
Bienvenidos sean y que su Festival contribuya más aún al aprecio de nuestro patrimonio cultural y del teatro clásico.
Gracias, compañeros y alumnos. Gracias, espléndidos grupos de teatro.
Et vobis si fabulae placent, plaudite, quaesimus
Cipriano Fontanilla, presidente de Prósopon, asociación de Festivales de teatro juvenil grecolatino